El árbol de olivo es un
cultivo el cual presenta un tamaño mediano sus medidas aproximadas son de 6 a
10 metros, según el tipo de variedad utilizada puede permanecer vivo y
productivo durante cientos de años. Se encuentra comúnmente en regiones del Mediterráneo.
Su hoja es persistente y
normalmente sobrevive 2 o 3 años, aunque también permanecen en el árbol hojas
de mayor edad, son simples, hojas de forma lanceada y con bordes enteros. El
limbo tiene una longitud entre 3 y 9 cm y una anchura entre 1-1,8 cm.
El periodo de duración de la
hoja del olivo es muy corto motivos por los que llega a penas a medio centímetro.
Al revisar la estructura de la hoja de olivo es positiva en muchos aspectos ya
que sirve para su adaptación a ambientes de alta transpiración.
La morfología del sistema
radical del olivo depende del origen del árbol y de las condiciones del suelo.
Cuando el árbol se origina a través de una semilla se va a producir una raíz
principal la cual domina el sistema radical durante los primeros años y esta
evita que ocurra la formación de raíces laterales importantes.
En las raíces la absorción
tanto de agua como de nutrientes sucede en las zonas más jóvenes de las raíces,
estas zonas las podemos encontrar inmediatamente detrás de las raíces radicales.
Estas zonas son las más susceptibles a la infección por hongos y nematodos. Las
raíces más jóvenes son de color blanco.
Variedades de Aceitunas
Picual, Cornicabra, Hojiblanca,
Empeltre, Morisca, Farga, Arbequina, Morrat, Lechín de Granada, Lechín de
Sevilla, Manzanilla cacereña.
Variedades de Aceitunas de Mesa
Aceitunas Verdes, Negras y las de color cambiante
Métodos de multiplicación del árbol
de olivo
El método más usado ha sido el
enraizamiento de grandes propágulos ya fuese mediante estacas leñosas o suecas.
Este tipo de método para la multiplicación presenta un inconveniente que es que
el tronco presenta poca o ninguna raíz. El tiempo para el injerto clásico
requiere 4 años.
Requerimientos climáticos
El cultivo de olivo es propio
de climas mediterráneos a los cuales se los caracteriza por ser inviernos
suaves y veranos largos, cálidos y secos. El olivo es más sensible a climas fríos
que otros frutales, pero, al igual que ellos, experimentan un endurecimiento
provocado por la acción de los fríos que se presentan en otoño y entran en
periodo de reposo haciéndose resistente a temperaturas menores a 0°C.
La textura del suelo donde se
quiera plantar un olivo es muy importante e influye ya que necesita de una
buena absorción de agua y nutrientes, el suelo arcilloso es el indicado ya que
se destaca por su gran retención de agua y menor perdida de nutrientes. Su
inconveniente es que tiene problemas de permeabilidad.
Publicado por David Gonzalez
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